Un suave manto cubría la acera , mientras ella la recorría deprisa, metió la llave en la cerradura cuando alguien detrás suyo musitó:- ¡ Hola May!- ella retrocedió y soltó un pequeño grito:- ¡ Me has asustado Christian!- dijo. Hacía mucho tiempo que no le veía pero su voz profunda era difícil de olvidar. Pasaron los dos bajo el umbral y el miró hacia arriba y vio el muérdago. (Por fin estaba en casa). 
No hay comentarios:
Publicar un comentario